Banlieue13, la ciudad es el mejor de los escenarios

Antes que nada, he de decir que no he visto Banlieue 13, solo un par de secuencias de la película que casualmente, como tantas otras cosas, descubrí buceando por Internet. Por lo tanto no la puedo recomendar, pero la secuencia que cuelgo utiliza magistralmente la ciudad y sus elementos como el soporte sobre el que organizar las acrobáticas y espectaculares coreografías que según la crítica caracterizan la película y la dotan de de su especial personalidad.

 Aunque la foto corresponde a la secuela "Ultimatum", ilustra perfectamente la espectacularidad de la película.
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En esta dirección la misma secuencia con mayor calidad;  http://www.spike.com/video/parkour-sequence/2687054

Banlieue 13 es una película francesa de acción, dirigida en 2004 por el novato en largometrajes Pierre Morel con guión y producción de Luc Besson. Los actores principales de la película son Cyril Raffaelli y David Belle, magníficos superatletas expertos en artes marciales. Cyril fue en 1997 campeón del Mundo en Argentina de IKFF en Combate Combinado, y posteriormente campeón de Francia de kung-fu. David Belle fue el iniciador del grupo de los Yamakasi e inventor del concepto de Parcour, disciplina deportiva que toma la ciudad como escenario de sus acciones. Así pues, el primer reto que planteaba la película, que era lograr la credibilidad en las secuencias de acción, quedó resuelto en gran medida con la elección de Cyril y David para los papeles principales, Leïto y Damien, el policía incorruptible.

Conviene concretar el significado de ‘Banlieue’. Significa suburbio, cualquier barrio periférico, ya sea una zona deprimida o un barrio residencial de clase media o alta. Las connotaciones negativas como barrios marginales, habitados principalmente por inmigrantes, con problemas de delincuencia, le viene de los violentos acontecimientos de 2005 y posteriores. Por esas fechas, la crónica de El Pais relataba; “Si en lo que va de año han ardido casi 30.000 vehículos, el 95% de estas destrucciones se ha producido en la maldita banlieue, una palabra cuyo origen es significativo: en el siglo XVII el soberano expulsaba -verbo bannir- a la periferia de un lugar (lieu) a los súbditos que estimaba peligrosos. Ahora el sistema les expulsa porque son negros, porque son musulmanes o, simplemente, porque son pobres. Un magnífico artículo de Catalina Serra en El Pais, “Escenarios urbanos de violencia”, el 4 de enero de 2006, relaciona parte de los graves conflictos sociales de las banlieue con su desgraciada arquitectura y su incívico urbanismo. Ver

http://www.elpais.com/articulo/cultura/Escenarios/urbanos/violencia/elpepicul/20060104elpepicul_2/Tes

La acción se sitúa en un hipotético –ya sobrepasado- París del año 2010, en aquellos suburbios marginales de los que hablaba antes, habitados por “escoria” -según los definió el sagaz Sarkozy-, rodeados y aislados por poderosos muros y abandonados a su desgobierno. Es decir, la rebelión de los suburbios marginales se ha solucionado hipotéticamente encerrando a sus habitantes en un despiadado gueto que, visto de lo que es capaz monsieur Sarkozy con la inmigración gitana, tampoco es tan descabellado que se le ocurra en un futuro. Luc Besson debería tener más ciudado y no ir por ahí dando malas ideas. 

En la web http://www.lahiguera.net/cinemania/pelicula/1739/comentario.php se describe con detalle todo el proceso de puesta en marcha de Banlieue 13. De ahí es el texto que sigue; “Tras decenas de horas de repeticiones encarnizadas, hasta el límite de sus posibilidades, David y Cyril se convirtieron finalmente en Leïto y Damien. Parte de los exteriores se realizaron en las grisáceas ciudades dormitorio de Rumania: allá es más fácil obtener la autorización para hacer acrobacias por las torres de cemento armado. A medida que el rodaje evolucionaba, las acrobacias eran cada vez más osadas. Y no se trataba de acróbatas, sino de actores efectuando sus propias piruetas, ¡algo jamás visto en Francia desde los años dorados de Jean-Paul Belmondo! Con el fin de captar acciones sumamente rápidas, Pierre Morel rodó la mayor parte de estas escenas acrobáticas y coreográficas con una cámara especial de alta velocidad a 150 fotogramas por segundo en lugar de las habituales 24 imágenes por segundo, lo que permite "mostrar de manera un poco más detallada. Así se observa lo que realmente está ocurriendo. Y eso aunque finalmente se opte por ralentizar muy poco material en el montaje". "Hemos tratado de realizar una película usando la menor tecnología posible. Es una película bastante poco refinada, simple, a la antigua: hecha con las manos". explica Pierre Morel. Es una cinta sin efectos especiales, y por tanto, con un presupuesto razonable.