viernes, 23 de abril de 2010

Cartagena; la soberbia coronación de la Muralla del Mar

De La Verdad de Murcia, hoy 23 de abril de 2010; "En un auto, la Sala de lo Contencioso-Admininistrativo del Tribunal Superior de Justicia de la Región (TSJ) insiste en su resolución de febrero sobre la viabilidad técnica de quitar el pretil. Y deja claro que compete a la «Administración competente» determinar cómo hacerlo".

En esta composición se aprecia la diferencia de cota entre el "cordón magistral", que en las fortificaciones militares marcaba el nivel del terreno operativo -mirar la lámpara de apoyo de la garita alineada con el cordón-, y el actual paseo, que habrá que rebajar según la sentencia dictada, hasta recuperar la cota de la barbeta original.

El 18 de febrero de 2010, saltaba a la prensa la noticia de que el Tribunal Superior de Justicia de Murcia ratificaba la orden de quitar el remate de La Muralla del Mar y rebajar la calle, devolviendo el monumento a su estado previo, exactamente lo que el Instituto de Estudios Cartagineses, y otros grupos como La Asociación de Defensa de las Fortalezas y Murallas de Cartagena (Aforca) y la Asociación Cultural Emma Egea, venían reclamando desde que hace años se conoció el proyecto.

Ya en 2004, el TSJ les dio la razón al tener en cuenta informes de tres peritos del Ministerio de Defensa. Éstos concluyeron que no eran «aceptables» las obras en las coronaciones y antepechos o parapetos, pues que la Muralla es «un solo monumento» y se «falsea totalmente la interpretación de tan valioso monumento cargado de historia». (del diario La Verdad)

Puesto que en cierto medida participé en la pelea contra aquel proyecto, casi más por la chulería y frivolidad de los autores que por el destrozo causado, cuelgo ahora los tres paneles divulgativos que realicé para el Instituto de Estudios Cartagineses por petición expresa de Julio Mas su Presidente- con el que me honro de colaborar desinteresadamente desde hace años en cualquier tema cultural y patrimonial relacionado con Cartagena-, destinados a dar a conocer la postura del Instituto a quien quisiera escuchar, y sobre todo a los medios de comunicación.


En los paneles quedan suficientemente argumentadas y detalladas las razones contrarias del Instituto, pero además se proponen soluciones que ya se plantearon en la fase de proyecto, o al menos cuando este se dio a conocer, y que no tuvieron la más mínima consideración por parte de los autores del proyecto y el Ayuntamiento, como el sistema de rebajar el nivel del paseo en las proximidades del peto, mejorando sustancialmente la visibilidad de los paseantes de la calle y reforzando con ello sus condiciones de paseo de cornisa, cuyo detalle seccionado está dibujado por el arquitecto Jose María Rosique.

Porque el proyecto es además, en lo que se refiere al tratamiento del borde y coronación de la muralla, malo. No se entiende que al diseñar un paseo de cornisa con una vista espectacular sobre el puerto, no se entiende digo, que no se potenciara esa visibilidad, con el agravante de que para conseguirla bastaba aceptar las posturas en contra del proyecto y que postulaban recuperar la cota original.

En este montaje se aprecia la mejora sustancial de la visibilidad desde el paseo. En la imagen de la izquierda se recoge la situación actual, y en la de la derecha el resultado de bajar el peto a la cota del cordón magistral, como defienden las diferentes organizaciones que impugnaron el proyecto ahora anulado.



Y no se hizo, entre otras cosas, por soberbia, tanto por parte del ayuntamiento como por el autor del proyecto, que por cierto firma otra descabellada y desgraciada actuación, también con el beneplácito del ayuntamiento, en la misma calle de la Muralla del Mar, de la que adjunto testimonio gráfico estremecedor. No resido en Cartagena desde hace mucho, aunque nací precisamente en la Muralla del Mar 24, y no conozco la opinión del Colegio de Arquitectos sobre este soberbio edifico. Me gustaría conocerlo. Sí recuerdo que apoyaron el proyecto de la muralla en su día.


Si traigo a colación este proyecto no es por demagogia: uno de los argumentos que manejan los soberbios arquitectos, o arquitectos soberbios tanto da, es la incapacidad del pueblo llano para juzgar la idoneidad de sus proyectos en relación con su ciudad, la de los ciudadanos, en el convencimiento de que son ellos los depositarios de la verdad y la ciencia arquitectónica y urbanística. Pues bien, a la vista de semejante destrozo patrimonial y paisajístico, queda totalmente descartada esta última suposición: alguien que protege el patrimonio de esta soserbia manera no nos puede guiar, a los cutres ciudadanos de a pie, hacia la luz arquitectónica.

Y en segundo lugar, aceptar que la supuesta incapacidad técnica de los ciudadanos les inhabilita para juzgar sus soberbios proyectos, sería como aceptar que un paciente no pueda decidir sobre su cuerpo frente a la experta opinión de su médico, o los votantes de todas las democracias del mundo no lo pudieran hacer ya que evidentemente, desconocen los entresijos de la acción política, afortunadamente. Deberían entender los soberbios, de una vez por todas, que LA CIUDAD ES DE SUS CIUDADANOS, y por tanto, aun equivocados, deben ser los ciudadanos los que decidan en última instancia sobre su ciudad.

Pero ya que los simples ciudadanos no merecen respeto por parte de los autores de este disparate les recordaré lo que afirma uno de sus más prestigiosos colegas, César Portela; "Un arquitecto se define tanto por lo que hace, como por lo que no hace". Y esto no debería haberlo hecho Lejarraga.

1 comentario:

  1. Que gran ciudad ejejjejeje felicidades por tu blog tio Isi y que te mejores.
    Tengo un proyecto entre manos que me gustaría hablar contigo. lo vemos. un fuerte abrazo

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